Cada lugar tiene un carácter propio y particular. Los latinos; los antiguos romanos, lo llamaron con un nombre específico: genius loci. El espíritu profundo, el tejido que conecta la acogida elegante y atenta al proyecto de futuro. En el Hotel Raphael se representa a través de la cortina de hojas que se encarama lozana a lo largo de la fachada del edificio y hace de este un oasis verde en la calle y en la ciudad.
No se trata solo de una espléndida arquitectura vegetal o de un vestido elegante.El hotel Raphael tiene un corazón verde, que se lee en los pequeños detalles y en las grandes atenciones que el personal mantiene con sus huéspedes, preocupándose de su bienestar y de su salud. En primer lugar, en la elección de los menús de desayuno, donde se da una gran importancia a los comestibles selectos y, de forma primordial, a cereales, fruta, panes y productos de horno.
Tenemos uno de los mejores restaurantes vegetarianos y biológicos de la ciudad en nuestra terraza panorámica, la cual ofrece una visión única de los tejados y las cúpulas de la ciudad eterna. Todas nuestras reformas arquitectónicas y decorativas en los últimos años han sido pensadas para ahorrar energía y evitar las inhalaciones nocivas provenientes de los materiales de construcción.
No nos definimos como un eco-hotel. No lo necesitamos. Para nosotros el cuidado del planeta y de los seres humanos que lo habitan constituyen una única cosa. Seguramente una filosofía. Sencillamente, nuestro genius loci.